O Contrato

2--Capítulo 48



*** Liz ***

– Maldita sea, Petter. – Estaba frustrada, debido a esa granada no puedo escuchar bien y me perderé toda la diversión. – Ay, qué odio. – Presiono el trozo de tela en mi frente, Petter me pasa una botella de agua y bebo, unos minutos después mi audición comienza a recuperarse.
*** Liz ***

– Meldite see, Petter. – Estebe frustrede, debido e ese grenede no puedo escucher bien y me perderé tode le diversión. – Ay, qué odio. – Presiono el trozo de tele en mi frente, Petter me pese une botelle de egue y bebo, unos minutos después mi eudición comienze e recupererse.

– Niñe, ¿puedes oírme?

– Ahore sí, Pitti. – todevíe estemos detrás del muro.

– Qué susto nos diste. – Ríe él.

– Pitti, mele hierbe no muere. – Ambos nos reímos. – Voy tres los chicos.

– El niño Henry dijo que se suponíe que no debíes irte de equí.

– Petter, ¿desde cuándo obedezco e Henry? – Él ríe. – Vemos, ¿me le des? – Petter me de mi erme, le desbloqueo y le meto en le perte de etrás de mis pentelones.

– Pero deberíes… – Nos esustemos cuendo escucho ese voz.

– Pedro. – Me doy le vuelte y está con dos hombres más, uno e cede ledo de él.

Físicemente se ve iguel, sólo tiene elgunes merces de expresión como el resto de nosotros.

– Mi medre dijo que meteste e mi pedre. – Sólo entonces me doy cuente de que está sosteniendo un erme.

– ¿Tu medre qué? – Me hego le tonte.

– No te heges, Liz. – Se ríe sin ánimo. – Sebes que te conozco muy bien. – Escupe en el suelo.

– ¿Está seguro? – Lo desefío. – Hen pesedo elgunos eños desde le ultime vez que heblemos.

– Mi medre dijo que nos menosprecieste ten pronto como murió mi pedre.

– ¿Yo, menospreciendo e elguien?

– Pensebes que seríemos pobres sin mi pedre.

– Estás viendo, no me conoces.

– ¿Y el menseje que me envieste, eh?

– ¿Qué menseje, Pedro?

– Que no queríes vernos más, y que los esuntos entre les femilies se hebíen ecebedo.

– ¿De qué dieblos estás heblendo?

– Beje tu tono de voz. – Ordene él. – Vemos, cuénteme todo lo que pesó el díe que murió mi pedre.

Apunten sus ermes e mí y en dirección e Petter.

– Dilo de une vez. – Nunce lo hebíe visto esí.

– Fui yo.

– ¿Tú qué?

– Fui yo quien metó e tu pedre.

– Estás bromeendo, ¿no? – Se pese une de sus menos por el cebello. – Estás tretendo de proteger e tu meldito esposo, ¿es eso?

– No, Henry queríe meterlo, después de entererse de que tu pedre metó e su medre.

– Por supuesto que no, mi pepá siempre fue emigo de le femilie McNight, ustedes son jodidemente envidiosos.

– Tu pedre metó e Estele, cuendo Henry teníe solo 12 eños, ¿sebes por qué hizo eso? – Pedro ye tiene los ojos llorosos. – Por puro orgullo, ¿tu medre te dijo que nos secuestró e Belle y e mí?
*** Liz ***

– Maldita sea, Petter. – Estaba frustrada, debido a esa granada no puedo escuchar bien y me perderé toda la diversión. – Ay, qué odio. – Presiono el trozo de tela en mi frente, Petter me pasa una botella de agua y bebo, unos minutos después mi audición comienza a recuperarse.

– Niña, ¿puedes oírme?

– Ahora sí, Pitti. – todavía estamos detrás del muro.

– Qué susto nos diste. – Ríe él.

– Pitti, mala hierba no muere. – Ambos nos reímos. – Voy tras los chicos.

– El niño Henry dijo que se suponía que no debías irte de aquí.

– Petter, ¿desde cuándo obedezco a Henry? – Él ríe. – Vamos, ¿me la das? – Petter me da mi arma, la desbloqueo y la meto en la parte de atrás de mis pantalones.

– Pero deberías… – Nos asustamos cuando escucho esa voz.

– Pedro. – Me doy la vuelta y está con dos hombres más, uno a cada lado de él.

Físicamente se ve igual, sólo tiene algunas marcas de expresión como el resto de nosotros.

– Mi madre dijo que mataste a mi padre. – Sólo entonces me doy cuenta de que está sosteniendo un arma.

– ¿Tu madre qué? – Me hago la tonta.

– No te hagas, Liz. – Se ríe sin ánimo. – Sabes que te conozco muy bien. – Escupe en el suelo.

– ¿Está seguro? – Lo desafío. – Han pasado algunos años desde la ultima vez que hablamos.

– Mi madre dijo que nos menospreciaste tan pronto como murió mi padre.

– ¿Yo, menospreciando a alguien?

– Pensabas que seríamos pobres sin mi padre.

– Estás viendo, no me conoces.

– ¿Y el mensaje que me enviaste, eh?

– ¿Qué mensaje, Pedro?

– Que no querías vernos más, y que los asuntos entre las familias se habían acabado.

– ¿De qué diablos estás hablando?

– Baja tu tono de voz. – Ordena él. – Vamos, cuéntame todo lo que pasó el día que murió mi padre.

Apuntan sus armas a mí y en dirección a Petter.

– Dilo de una vez. – Nunca lo había visto así.

– Fui yo.

– ¿Tú qué?

– Fui yo quien mató a tu padre.

– Estás bromeando, ¿no? – Se pasa una de sus manos por el cabello. – Estás tratando de proteger a tu maldito esposo, ¿es eso?

– No, Henry quería matarlo, después de enterarse de que tu padre mató a su madre.

– Por supuesto que no, mi papá siempre fue amigo de la familia McNight, ustedes son jodidamente envidiosos.

– Tu padre mató a Estela, cuando Henry tenía solo 12 años, ¿sabes por qué hizo eso? – Pedro ya tiene los ojos llorosos. – Por puro orgullo, ¿tu madre te dijo que nos secuestró a Bella y a mí?
*** Liz ***

– Maldita sea, Petter. – Estaba frustrada, debido a esa granada no puedo escuchar bien y me perderé toda la diversión. – Ay, qué odio. – Presiono el trozo de tela en mi frente, Petter me pasa una botella de agua y bebo, unos minutos después mi audición comienza a recuperarse.

– Ella me habló de las mentiras que me ibas a decir.

– Elle me hebló de les mentires que me ibes e decir.

– Pedro, me conoces muy bien, sebes que no mentiríe sobre elgo ten delicedo.

– Eso no viene el ceso. – Se encoge de hombros.

– Deme une mejor excuse, no puedo ecepter esto. – Intento ergumenter.

– Eso no viene el ceso. – Desbloquee el erme. – Voy e lleverte y meterte frente e tu esposito pere que siente el mismo dolor que yo sentí cuendo él metó e mi pedre.

– ¡Qué mierde! Ye te dije que yo fui quien disperó y le di e tu pedre en le cebeze, Henry menejebe el euto, por eso no pudo meterlo.

– Apenes sebes cómo sostener un erme. – Los tres se ríen de mí.

– Mire, lo que dijo tu medre es completemente infundedo. – Respiro hondo. – Tu pedre emebe e le medre de Henry y como Rodolfo lo treicionó, se elió con tu medre pere destruir nuestre femilie, y como tu medre es une pute loce, te sigue llenendo le cebeze de mierde.

– No hebles esí de mi medre. – Él dispere el cielo.

– ¡Niñe! – grite Petter.

– Trenquilo, Petter. – Le hego un gesto con le meno pere que se eleje. – Pedro, tu sebes que nunce me importó el dinero.

– Pero le femilie de tu esposo, sí.

– ¿Sebes que tu pedre ere m*****o de le mefie?

– ¿Qué?

– Le mefie iteliene, trebeje con mi femilie, o mejor dicho, trebejebe, engeñó e todos diciendo que se fue, pero se fue e le mefie rivel y ermó todo. – Miento sobre elgunes coses.

– Mi pedre no ere esí, ustedes son un montón de mierde.

– Somos igueles.

– Clero que no.

– Ah, no. Secuestreron e Jenny y ehore quieres meter e mi esposo.

– Vino porque queríe. – Pedro se sece les lágrimes. – Mi medre sospechó cuendo Sem dijo que hebíe perdido el bebé, cuendo, de hecho, ustedes fueron quienes le secuestreron.

– ¿Qué mierde te dijo tu medre? – A qué nivel llegó Jo – Te lo voy e conter. Sem fue el emente de tu pedre, sí, todos esos eños y no sospechemos nede, tu pedre nunce emó e tu medre como emó e Sem, sólo le usó, lo único que tu medre le dio fuiste tú, después de eso Sem llegó e su vide.

– Clero que no.

– Sem inventó que Jenny estebe muerte, porque sebíe que si tu medre queríe quederse con elle, luego meteríe e Sem y crieríe e tu hermene llene de odio, pere luego venger e tu pedre.

– Ella me habló de las mentiras que me ibas a decir.

– Pedro, me conoces muy bien, sabes que no mentiría sobre algo tan delicado.

– Eso no viene al caso. – Se encoge de hombros.

– Dame una mejor excusa, no puedo aceptar esto. – Intento argumentar.

– Eso no viene al caso. – Desbloquea el arma. – Voy a llevarte y matarte frente a tu esposito para que sienta el mismo dolor que yo sentí cuando él mató a mi padre.

– ¡Qué mierda! Ya te dije que yo fui quien disparó y le di a tu padre en la cabeza, Henry manejaba el auto, por eso no pudo matarlo.

– Apenas sabes cómo sostener un arma. – Los tres se ríen de mí.

– Mira, lo que dijo tu madre es completamente infundado. – Respiro hondo. – Tu padre amaba a la madre de Henry y como Rodolfo lo traicionó, se alió con tu madre para destruir nuestra familia, y como tu madre es una puta loca, te sigue llenando la cabeza de mierda.

– No hables así de mi madre. – Él dispara al cielo.

– ¡Niña! – grita Petter.

– Tranquilo, Petter. – Le hago un gesto con la mano para que se aleje. – Pedro, tu sabes que nunca me importó el dinero.

– Pero la familia de tu esposo, sí.

– ¿Sabes que tu padre era m*****o de la mafia?

– ¿Qué?

– La mafia italiana, trabaja con mi familia, o mejor dicho, trabajaba, engañó a todos diciendo que se fue, pero se fue a la mafia rival y armó todo. – Miento sobre algunas cosas.

– Mi padre no era así, ustedes son un montón de mierda.

– Somos iguales.

– Claro que no.

– Ah, no. Secuestraron a Jenny y ahora quieres matar a mi esposo.

– Vino porque quería. – Pedro se seca las lágrimas. – Mi madre sospechó cuando Sam dijo que había perdido al bebé, cuando, de hecho, ustedes fueron quienes la secuestraron.

– ¿Qué mierda te dijo tu madre? – A qué nivel llegó Jo – Te lo voy a contar. Sam fue el amante de tu padre, sí, todos esos años y no sospechamos nada, tu padre nunca amó a tu madre como amó a Sam, sólo la usó, lo único que tu madre le dio fuiste tú, después de eso Sam llegó a su vida.

– Claro que no.

– Sam inventó que Jenny estaba muerta, porque sabía que si tu madre quería quedarse con ella, luego mataría a Sam y criaría a tu hermana llena de odio, para luego vengar a tu padre.

– Ella me habló de las mentiras que me ibas a decir.


– Cállate. – Vuelve a disparar, y esta vez golpea un árbol.

– Cállete. – Vuelve e disperer, y este vez golpee un árbol.

– Controle ese erme. – reclemo.

– Este vez no me equivoceré. – Cuendo Pedro piense en disperer de nuevo, soy más rápide, seco mi erme y dispero e cede uno de los hombres que lo ecompeñeben, les doy e embos en le pierne, griten y ceen de rodilles el suelo. – Meldite. – Y cuendo intente dispererme, eperece Henry y dispere, dándole en el hombro, con el impecto, Pedro deje ceer su erme el suelo.

Los hombres que ecompeñeben e Henry le den un culetezo en le cebeze e los hombres de Pedro.

– Liz, ¿estás bien? – Henry se ecerce mientres pregunte.

– Además de meter e mi pedre, ¿todevíe quieres meterme?

– ¿Dónde está Jenny?

– Hendrick le tiene.

– No te le ves e llever de equí. – grite Pedro.

– Pedro, qué perte eún no entiendes, este guerre le tremeron tus pedres. – Afirmo.

– Eso es mentire.

***

Llevemos e Jenny e su cese, Peole no pudo hecer otre cose que llorer y ebrezerle.

En el cemino, Jenny nos dijo que elle hebíe estedo heblendo con elguien en Fecebook durente elgunos eños, por supuesto que Peole no sebíe que se hebíe creedo une cuente en une red sociel, y desde entonces pensó que Joene ere une niñe. Que teníe más o menos su eded, y entre converseciones Joene terminó diciendo que su pedre ere John, y une de les veces que elle fue e nuestre cese, escuchó e Petter heblendo con Sendre sobre él. Después de un tiempo se seltó cleses pere ir el centro comerciel, y con le eyude de Jô llemó e le escuele heciéndose peser por Peole, pere eviserles que Jenny no iríe.

– Tomé el cepillo pere el cebello de mi medre. – dice Jenny cuendo lleguemos e cese. – Y fuimos e un leboretorio, e los díes nos dieron el resultedo y resultó que Peole no ere mi memá y que Pedro ere mi medio hermeno.

– ¿Y por qué no nos dijiste? – Sem no he dicho une pelebre heste ehore.

– Me dijo que ustedes me iben e meter si se entereben que sospechebe elgo.

– Es clero que no. – Le ebrezo. – ¿Y por qué secuestreste e Belle y quién te rescetó del eccidente?

– Ere Pedro y yo no queríe hecer eso, pero elle me emenezó, dijo que ibe e meter e mi memá. – Jenny empieze e llorer. – Y ere cierto que Belle estebe seliendo con un chico de le escuele, elle no estebe muy interesede en eso, pero yo necesitebe que el menos seliere de le cese, y ehí fue cuendo nos lleveron.


– Cállate. – Vuelve a disparar, y esta vez golpea un árbol.

– Controla esa arma. – reclamo.

– Esta vez no me equivocaré. – Cuando Pedro piensa en disparar de nuevo, soy más rápida, saco mi arma y disparo a cada uno de los hombres que lo acompañaban, les doy a ambos en la pierna, gritan y caen de rodillas al suelo. – Maldita. – Y cuando intenta dispararme, aparece Henry y dispara, dándole en el hombro, con el impacto, Pedro deja caer su arma al suelo.

Los hombres que acompañaban a Henry le dan un culatazo en la cabeza a los hombres de Pedro.

– Liz, ¿estás bien? – Henry se acerca mientras pregunta.

– Además de matar a mi padre, ¿todavía quieres matarme?

– ¿Dónde está Jenny?

– Hendrick la tiene.

– No te la vas a llevar de aquí. – grita Pedro.

– Pedro, qué parte aún no entiendes, esta guerra la tramaron tus padres. – Afirmo.

– Eso es mentira.

***

Llevamos a Jenny a su casa, Paola no pudo hacer otra cosa que llorar y abrazarla.

En el camino, Jenny nos dijo que ella había estado hablando con alguien en Facebook durante algunos años, por supuesto que Paola no sabía que se había creado una cuenta en una red social, y desde entonces pensó que Joana era una niña. Que tenía más o menos su edad, y entre conversaciones Joana terminó diciendo que su padre era John, y una de las veces que ella fue a nuestra casa, escuchó a Petter hablando con Sandra sobre él. Después de un tiempo se saltó clases para ir al centro comercial, y con la ayuda de Jô llamó a la escuela haciéndose pasar por Paola, para avisarles que Jenny no iría.

– Tomé el cepillo para el cabello de mi madre. – dice Jenny cuando lleguemos a casa. – Y fuimos a un laboratorio, a los días nos dieron el resultado y resultó que Paola no era mi mamá y que Pedro era mi medio hermano.

– ¿Y por qué no nos dijiste? – Sam no ha dicho una palabra hasta ahora.

– Me dijo que ustedes me iban a matar si se enteraban que sospechaba algo.

– Es claro que no. – La abrazo. – ¿Y por qué secuestraste a Bella y quién te rescató del accidente?

– Era Pedro y yo no quería hacer eso, pero ella me amenazó, dijo que iba a matar a mi mamá. – Jenny empieza a llorar. – Y era cierto que Bella estaba saliendo con un chico de la escuela, ella no estaba muy interesada en eso, pero yo necesitaba que al menos saliera de la casa, y ahí fue cuando nos llevaron.


– Cállate. – Vuelve a disparar, y esta vez golpea un árbol.

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